XVI Open de La Palma: la crónica

Montar un torneo de ajedrez no es hacer un arco de iglesia, ni mucho menos. Obviamente, hay al menos tres o cuatro actividades cuya organización es algo más compleja. Pero como todo en este mundo, la primera vez que uno se mete a hacer algo le cuesta no un poco, sino mucho más que las siguientes. Para el club trovero, el Open de La Palma que se disputó el pasado domingo no fue la primera edición, ni la segunda ni la tercera, era la décimosexta, pero buena parte de los que han intervenido en su organización se estrenaban en estas lides, y el resto hacía ya diez años que no practicaban, y eso es mucho tiempo.

Por eso, había mucha incertidumbre respecto a si todo saldría como debiera, aunque también mucha ilusión en que así fuese. Y finalmente no salió mal. ¿Que siempre se puede hacer mejor? Tenemos una lista llena con posibles mejoras para ediciones futuras, apuntadas bien de oficio o también atendiendo a sugerencias de los allí presentes, e intentaremos llevar todas ellas a la práctica. Mas ello no quita la satisfacción personal de ver que esta primera prueba ha sido positiva. Las caras del presi Leandro, del vice Mateo, del capi Benito y del resto del equipo cuando todo acabó y nos quedamos solos recogiendo el material así lo reflejaban. Y los elogios recibidos a posteriori por algunos amiguetes que allí estuvieron pues también son agradables de oír. Destacar uno muy bonito publicado como comentario en otro blog: ...”un torneo agradable, hecho con mucho cariño”: poesía para los oídos troveros, sí señor.

La sala de juego.

El número de participantes nos hizo decidirnos el día antes del torneo a cambiar la ubicación de la sala prevista. Si inicialmente se pensaba haber jugado en el salón grande y hacer la comida en el pequeño, al final se optó por lo contrario, y aunque con algunas dudas sobre si cabíamos o no la verdad es que quedó pintado para el quórum que tuvimos. Ojalá que para otras ediciones se juegue en la otra sala, será señal de que ha aumentado el poder de convocatoria del torneo. En cuanto a las condiciones que ofrecía, es cierto que se pasó algo de calor al estar en funcionamiento sólo uno de los dos aparatos disponibles “leñe, habérmelo dicho” nos comentó Pencho al final. Pues no, no se lo dijimos, concentrados como estábamos cada uno en nuestros rayos x y nuestras clavadas...

En cuanto a la comida, a la que se quedó buena parte de la concurrencia más algunos invitados ad hoc, pues también bastante bien. Una más que respetable calidad y cantidad (mejorada respecto a lo previsto por el buen Pencho) en relación al precio que se pagó hizo que todos salieran contentos y algo más rellenos de lo aconsejable para retomar el tajo en la quinta ronda. Bendito problema, oye.

La participación.

Algo menor respecto a las primeras y a lo que se ve optimistas previsiones, pero que permitió (o casi) cubrir el presupuesto, objetivo innegociable en estos casos. Manda carallo que a mediados del viernes apenas hubiera un puñado de participantes apuntados, pero claro, estamos en España y hala, todos a última hora. A este respecto, un saludo a Jaime del C. A. Sauces, que sólo por ser el primero en apuntarse con dos semanas de ventaja respecto al resto se hubiera merecido un tercer jamón para él solito.

Lo que sí tuvimos es un buen elo medio en los primeros tableros, con once de ellos superando los 2000, que no está nada mal, incluyendo a un maestro de cada categoría.

De los miembros del equipo, casi pleno de participación, con catorce húsares del trovo luchando por los premios locales: allí estuvieron los habituales, la incipiente cantera y alguno de los supervivientes de la XV edición, que casi no había vuelto a sentarse en un tablero desde entonces y bastante hizo con aguantar al pié del cañón todo el día.

Los resultados.

Pues más o menos los esperados según el ránking de cada cual. Mr. Excéntrico sufriendo quizá algo más de lo habitual pero llevándose el gato al agua; JMI confirmando su gran momento (3º en Beniaján y 2º en La Palma en apenas una semana); y Granero en el papel que le correspondía. Da gusto ver los siguientes puestos, ocupados por la juventud de la casa: el mayor de los Escudero, Alcaraz y Donado, magnífico trío de ases.

En cuanto a los premios especiales, otro con un futuro tremendo, Sergio Escudero, a quien dentro de poco se le quedarán pequeños estos premios, se llevó el sub-14. Sorpresa en el de más de 60, donde nuestro presi Leandro se impuso a un rival a priori superior como es Fernando Olmos y obtuvo el que creemos (a falta de confirmación oficial) que debe de ser su único trofeo obtenido tras laaaargos años de practicar ajedrez. El femenino quedó vacante, no suele haber muchas féminas en los torneos, pero también es raro que no viniera ninguna niña del ajedrez de base, en fin...

Pero donde más orgullosos estamos en el club es en el premio del sub-1800, que se llevó Dani. Nuestro compañero quedó noveno en la general y confirma que su buen papel del absoluto no fue flor de un día y que a día de hoy está jugando a bastante más nivel que el que reflejan sus 1795 puntos actuales, lástima que no empiece ya el por equipos.

En lo que respecta a los premios locales, el premio obtenido por Dani (a pesar suyo, que ya quedó claro que le gustaba más la copa del 1º local) elevó a la categoría de primer clasificado local a Juan Pablo, otro trovero que hizo un torneo muy regular y que merece ser destacado, ya que no partía como candidato claro a obtener dicho premio. El premio se lo entregó una leyenda viva del Trovero Marín, el presidente fundador del club y organizador de las anteriores quince ediciones, Juan Hitar. Mientras, en dura pugna no decidida hasta la última partida, el segundo premio local fue para Benito y el tercero para Francisco, éste último favorecido también por el premio especial que se llevó Leandro, quien quedó por delante suya.

La entrega de premios.

Tuvimos representación municipal con la presencia del concejal delegado de distrito, D. Isaías Camarzana, y del presidente de la junta vecinal de La Palma, D. Pedro Obradors. Buen ambiente y relax tras la tensión de las partidas, llegando casi al clímax con el sorteo de los jamones, que recayeron en unos exultantes Juanjo Jiménez y Fran Mateos. ¡Hala, a disfrutarlos! Debemos mencionar que la idea inicial era que el jamón patrocinado a la limón por el Trovero y el Beniaján fuera entregado por el presidente de éste, Pedro José Pérez, a la sazón capitán trovero durante muchos años. Pero la marabunta del momento hizo olvidar este detalle ¡ay, necesitamos un jefe de protocolo!...

Por cierto, que nos ha desaparecido la ficha número 20, la que sirvió para que Juanjo se llevara su jamón. Rogamos a quien sepa de su paradero que así nos lo comunique, antes que desde la Farm nos llamen a filas.

Y ya está, poco más reseñable que contar, que no ha sido poco. Sólo agradecer su presencia a todos los participantes y la ayuda prestada a todos quienes han intervenido de una u otra forma en la organización del torneo.

Ahora, la frase que nos gusta decir en estos casos: el XVI Open de La Palma ya es historia. ¡Viva el XVII Open de La Palma! (pero dejadnos descansar un poquito mientras, anda...).